viernes, 1 de junio de 2007

-Historia de cuatro paredes,una ciudad y una soledad olvidada-

-Declaración de intenciones-


En una ciudad cansada,hastiada de tragar humo y ruido por doquier,es sencillo sentirse solo de vez en cuando.Hay gente que se siente sola permanentemente en medio de aquel bullicio que proporciona la gran ciudad,gente que no encuentra a nadie con quien compartir las aceras y los rincones de aquella ciudad que tan sólo le hace sentir.Algunos se pasean exhibiendo sus defectos,otros se alinean creando un falso escaparate a ras de asfalto para repartir compañía a los falsos vividores y conocedores del mundo.Otras personas tan solo caminamos por las aceras,cruzamos las calles y esperamos al autobús con la esperanza de algún día poder contarle todo eso a alguien.Aquellas personas que soñamos con los ojos abiertos,que soñamos con ángeles y con demonios y que temblamos cuando hace calor...es difícil de explicar...

Yo nunca he sido nadie para esta ciudad.Desde que llegué al mundo me he mantenido al margen,aunque implicado,en todo el jaleo de las calles y avenidas;traté evitar la rutina en la que es irrevocable caer cuando eres parte de este juego de millones de fichas e irregular y sinuoso tablero...

Paseando por las calles uno se da cuenta de todo,se aprende a convivir con toda esa gente que te mira como si fueras un bicho raro.Poca es la gente que hoy en día demuestra un gesto amable,una sonrisa,un gracias,un por favor.Paseas y ves caras desconocidas y cuerpos extraños que comparten contigo la misma ciudad,con todo lo que ello implica,pero pocas veces hay una persona que,por la razón que sea,te llama la atención,sin articular palabra.No me refiero al atractivo físico que esa persona pueda tener;la expresión de su rostro como punto de inflexión,quizás.

Y es que cuando la música no amortigua el ruido del tráfico,cuando el calor del hogar no mitiga el frío de tu corazón,solo puedes esperar a que llegue el día en que aparezca otro esclavo de la ciudad para acompañarte de aquel infierno metálico y de cristal,pero estar acompañado al fin para poder afrontar la realidad.

Es complicado darse cuenta de esto después de sentir la desesperación correr por tus venas.A veces la esperanza no basta para poder soportarlo,pero tan solo hay que tener paciencia.
Puedo escribir versos tristes y de desamparo:
"Encerrado en una gran ciudad.
Creo que es normal sentirse así...
tantas cosas en ella,
y tan pocas que merezcan mi atención...
Ya no se si es normal sentirse solo
en medio de todo este bullicio..."

Y también puedo escribir versos esperanzadores:
"No encuentro lo que busco,
lo que necesito y ansío desde lo más profundo de mi...
...se que estás ahí....
...paseando por este laberinto de metal...
y buscando a alguien.
Se que pronto nos encontraremos,
y que,cuando lo hagamos,
ya nada podrá separarnos...
Te encontraré."

Pero por muchos versos escritos,por muchas canciones desesperadas y gritos de frustación,no encuentras con quién compartir estos versos tristes,desamparados y esperanzadores.

Finalmente,acabas cayendo en la rutina de la ciudad.Yo también soy víctima de esa rutina,y créeme que es complicado librarse de ella.Bueno,quién mejor que tú para saberlo...

No te das cuenta del proceso hasta que te ves inmerso en él,hasta que ves que algo sujeta tus piernas para que no puedas huir,sientes cómo algo retoca tu conducta y te convierte en un esclavo más de la eterna ciudad.Ya solo te queda la esperanza y la capacidad de soñar,tus dos únicas vías de escape para evadirte en alma,que no en cuerpo,de todo lo anteriormente descrito.

Y cuando te sientes incapaz de seguir adelante,cuando tus fuerzas desaparecen,solo piensas en cómo salir de allí sin pasar desapercibido.Quieres que la ciudad y sus ciudadanos tes escuchen gritar,te vean retorcerte por pura frustación agónica,y que incrñedulos,te escuchen.Pero sabes que no solo no eres capaz de hacerlo,sino que sabes,y reconoces,que no tienes agallas para intentarlo.Si la ciudad te da todo,tú le debes todo a la ciudad.O al menos eso es lo que mucha gente piensa.No eres capaz de abandonarte a tu suerte,por que sabes que no la tendrás.Tantas comodidades te han malcriado,y te hacen dependiente del bullicio,del asfalto,de los escaparates,de las facilidades y de la comodidad.Un esclavo cuya rebeldía se consume como un cigarrillo.
Esperarás hasta el fín de tus días,pero el viento se llevará con él toda tu ilusión.

Sientes la necesidad de encontrar a esa persona con la que tanto sueñas,a aquel ser incomprendido como tú que quizás también te esté buscando...y te lanzas al vacío.

Ya no te importan las calles,ignoras las avenidas y te limitas a caminar por la ciudad,lentamente,fijándote bien en las personas,esperando una mirada de complicidad que reafirme tu teoría.Y,cuando crees haberla encontrado,te das cuenta de tu error.

Ya he caminado algunas veces por esta ciudad,y creí haber encontrado lo que yo buscaba.Cuál fué mi decepción al descubrir que me había equivocado estrepitosamente.

No estaba dispuesto a dejarme vencer.
Otra vez no.

-Historia de cuatro paredes,una ciudad y una soledad olvidada-

-Historia de cuatro paredes,una ciudad y una soledad olvidada-